Anna no nació, aunque insiste en que su cumpleaños ha de celebrarse el 17 de Septiembre. Anna fue soñada. El soñador fue un estudiante de historia al que le prohibió ser monaguillo. Lamentablemente se perdieron de vista a muy temprana edad. La leyenda dice que volvieron a encontrarse en la Universidad pero, por desgracia, jamás se reconocieron. Así ella creyó que podría hacerse pasar por humana, estudiando el comportamiento de gluones y taquiones y él siguió su camino, sin mirar atrás. Su relación con la física hace que, a menudo, pierda la mirada en el infinito o se vaya por las ramas. Disculpadla, no suele hacerlo a propósito. La vida estudiantil le enseñó a invertir en libros y editar pequeños fanzines. Casi todos los guiones del pasado sufrieron la sentencia del tribunal de la Inquisición y permanecieron ocultos en cajas y cajones, temiendo no encontrar un lápiz que les diese vida. Tras pequeñas historietas y autopublicaciones, amén de cuentos en libretas de anillas que se perdieron para siempre, decidió que ya era hora de pararle los pies a la realidad. Actualmente, mientras intenta doctorarse, prepara dos proyectos con dos dibujantes increíbles: Paco Rodríguez y Manuel Cifuentes, junto con una serie de historias cortas con el genial Mel. Por supuesto, hay muchos más proyectos que desarrollar, que llevar a cabo, que presentar. Entre ellos está el sueño de conseguir colar alguna historia en el mercado inglés. No, no está delirando, ella cree que para dispararle a la luna debes apuntar a las estrellas.
Influencias: Neil Gaiman, Terry Pratchett, Alan Moore, Jaime Delano, Grant Morrison, Warren Ellis, Neil Stephenson, Haruki Murakami, Lord Dunsany, Hugo Pratt... (ya paro, en serio)